No Haber Sufrido por Amor Es Como no Haber Comido Tierra de Niños

May 11, 2011 § Leave a comment

Quien realmente sabe su muerte no está para jodas”

Cortázar 

Más allá de escribir un discurso romántico e idílico sobre el amor, es necesario intentar inducir la discusión  de pensarnos en las personas que nos hemos convertido a partir de las lágrimas, los dolores y de las veces que nos han roto el corazón.

Las malas y buenas experiencias nos hacen quiénes somos. Lo malo viene por tiempos y sentimos que mata, pero siempre sobrevivimos. Juramos sobre lo más valioso que tenemos no volver a cometer los mismos errores, no sentir igual, no querer igual…Juramos lo imposible.

Lo cierto es que por cada mala experiencia, es una cana más, tal vez una arruga extra, pero es eso lo que nos hace adquirir la inteligencia emocional para poder manejar las relaciones sentimentales.

Un desfile de patanes y malas mujeres he tenido que ver y conocer. Todos rompemos corazones queriendo o “sin querer queriendo” y metemos las de andar seguido, pero aquellas relaciones que hacen que los ojos se nos llenen de agua son las que nos marcan.

Personalmente los mentirosos me hicieron desconfiar y  lograr diferenciar de la “labia” y de la verdad. Agradezco a los que nunca dijeron “Te quiero” o “Te amo”. Las mujeres creemos SIEMPRE que no lo dicen porque tienen miedo a mostrar sus sentimientos, la verdad es que si no lo dicen es porque no lo sienten. No hay nada peor que las palabras fingidas y las imaginaciones para apaciguar nuestros miedos.

Agradezco que llegaron los que nunca quisieron un compromiso (estos han sido los más). El compromiso no es tema de “ser novios” o poner en Facebook “Tiene una relación con”, tampoco de andar presentado al mentado con los papás. Se trata de decir “Estoy aquí”, estas palabras valen hoy más que nunca. “Estar ahí” no sólo debe ser físicamente sino emocionalmente. Estar es de suma importancia, máxime si se hizo la promesa de hacerlo.

Los que huyeron cuando todo se puso difícil dejan una de las enseñanzas más esenciales de la vida: uno siempre debe valerse por sí mismo, ya que la única persona con la que contamos toda la vida es con nosotros mismos. Podría seguir enumerando cantidades de cosas que he visto, pero el punto es claro: ver y vivir lo peor nos hace mejores en esto del amor.

No tener un conteo de malas historias es como no haber comido tierra de niños, es vivir en el mundo de las relaciones sin defensas y enfermarnos por cualquier cambio de clima.

Dejar ir es un arte que no se deja de aprender nunca, desapegarnos de la gente duele tanto, como una bala; sin embargo, en perspectiva, es lo mejor que se puede hacer para nosotros mismos.

Cada quien aprende lo que quiere, pero si le rompieron el corazón o le fue fatídicamente mal alguna vez, agradezca, porque ya empezó a pasar por donde asustan y está aprendiendo, si lo hace bien, a salir de las dependencias emocionales y de los cuentos comerciales sobre el amor que solo hacen ruido en nuestra cabeza y aturden el raciocinio.

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